jueves, 16 de abril de 2009

Declaración de los Derechos del niño



Declaración de los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1959


Artículo 1º
El niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta declaración Estos derechos serán reconocidos a todos los niños sin excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de su familia. Artículo 2º El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la consideración fundamental a que se atenderá será el interés superior del niño. Artículo 3º El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y a una nacionalidad. Artículo 4º El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social. Tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberán proporcionarse, tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados. Artículo 5º El niño física o mentalmente impedido o que sufra algún impedimento social debe recibir el tratamiento, la educación y el cuidado especiales que requiere su caso particular. Artículo 6º El niño, para el pleno desarrollo de su personalidad, necesita amor y comprensión. Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso, en un ambiente de afecto y de seguridad moral y material; salvo circunstancias excepcionales, no deberá separarse al niño de corta edad de su madre. La sociedad y las autoridades públicas tendrán la obligación de cuidar especialmente a los niños sin familia o que carezcan de medios adecuados de subsistencia. Para el mantenimiento de los hijos de familias numerosas conviene conceder subsidios estatales o de otra índole. Artículo 7º El niño tiene derecho a recibir educación que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas elementales. Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social y llegar a ser un miembro útil de la sociedad. El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su educación y orientación; dicha responsabilidad incumbe, en primer término, a sus padres. El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deben estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho. Artículo 8º El niño debe, en todas las circunstancias, figurar entre los primeros que reciban protección y socorro. Artículo 9º El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación. No será objeto de ningún tipo de trata. No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada; en ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral. Artículo 10º El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discriminación racial, religiosa, o de cualquiera otra índole. Debe ser educado en un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos, paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de que debe consagrar sus energías y aptitudes al servicio de sus semejantes.

lunes, 13 de abril de 2009

El castigo debe ser empleado para mejorar la conducta del niño


Los castigos de los padres, mediante violencia física o verbal, son para el niño un modelo de conducta agresiva. Si el niño vive rodeado de este modelo, estará adquiriendo el hábito de responder agresivamente a las situaciones conflictivas. Cuando los padres castigan mediante violencia física o verbal se convierten para el niño en modelos de conductas agresivas. Cuando el niño vive rodeado de modelos agresivos, va adquiriendo también comportamientos agresivos.

No se quiere decir con eso que no se debe castigar al niño. Pero el castigo debe ser utilizado de una manera racional para mejorar la conducta del niño. No debe depender de nuestro estado de ánimo. Hay que controlarse para poder controlar al niño. No se debe aplicar un castigo con gritos o con riñas, porque esto indica que nuestro comportamiento es negativo y vengativo, lo que reforzará a una conducta no aceptable. Si enseñamos a los niños que para resolver una situación conflictiva es necesario gritar, no resolveremos problema alguno.

¿Porque tenemos que gritarles para decir que no griten?

Así no solucionaremos a nada. Estaremos caminando en círculo, sin avanzar. Para aplicar un castigo, hay que oír al niño, pero no se debe aceptar excusas o promesas por su parte. El niño debe saber que no hay excusas ni explicaciones para la agresión. Que no se debe hacer daño a los demás y que por eso será castigado. Antes de aplicar el castigo, el niño debe estar advertido y avisado de una forma firme y definitiva. Y no hay que esperar que él emita toda la cadena de conductas agresivas para darle el castigo, debe hacerse al principio sin requerir tiempo, energía ni molestias por parte de quién lo aplique. El tipo y el modo de castigo no pueden provocar fuertes respuestas emocionales en el niño castigado. Y hay que conciliar el castigo con reforzamiento de buenas conductas que harán con que el niño “piense” en cómo se debe comportar, y en lo que ha hecho para estar de castigo. Cuando el niño es mayor, hay que ayudarlo a desarrollar sus habilidades de autocontrol, utilizando el castigo dentro de un contexto de un contrato de conducta.

Para educar no es necesario el castigo físico




La aplicación del castigo físico no tiene el mismo efecto que imponer límites a los niños. Las normas y las reglas pueden ser aprendidas de otras formas. Las normas son una parte necesaria del proceso educativo. A través de ellas se regulan las conductas y comportamientos, durante la infancia, como forma de facilitar el proceso de incorporación del niño al mundo de los adultos. Uno de los objetivos de las normas es la de permitir que los niños y niñas las hagan suyas mediante un proceso crítico. En este sentido el castigo físico se muestra una vez más ineficaz. Al no permitir el razonamiento, al estar reñido con el diálogo, al sustentarse en la diferencia de fuerzas entre adulto y niño, el castigo físico no enseña a ser independiente y autónomo. Obliga a una obediencia ciega, obliga a la sumisión y obliga a la dependencia. Enseñar normas no implica en aplicar castigo físico. La instrucción y el diálogo han de ser norma en las relaciones familiares. Marcan las diferencias respecto a la disciplina autoritaria. Aquí podrás saber el por qué:

El diálogo en las relaciones familiares

- Las normas se basan en razonamientos entre padres e hijos. - La aplicación de las normas debe ser razonadas por los padres de la forma más comprensible para los niños. - Las actuaciones han de ser educativas - Las razones argumentadas han de ser por el bien común de los niños y adultos. - Padres e hijos estarán dispuestos a cambiar y adaptar las normas si lo consideran oportuno. - En la toma de decisiones, se debe respetar y tener en cuenta la opinión de los niños - Las decisiones deben tener una mínima estabilidad para facilitar la convivencia familiar. - Los padres deben tomar la última decisión, cumpliendo su función protectora y educadora. - Se debe fomentar, tanto en padres como en los hijos, la capacidad de anticipar las consecuencias de sus actos, y de responder a las responsabilidades de sus actos.

Las normas

Las normas son importantes, pero el contexto y las situaciones en las que el aprendizaje ocurre merece un destaque. Es necesario: 1- Conocer a los hijos, estar con ellos valorarlos sin idealizarlos. 2- Cultivar y demostrar cariño, siempre. 3- Compartir su tiempo con los hijos 4- El ejemplo de los padres es muy importante en el proceso de aprendizaje de los niños. 5- Fomentar la participación activa de los hijos en la familia. 6- Establecer límites claros, coherentes y consistentes, junto con el niño o niña, en función de su capacidad y responsabilidad. 7- Será necesaria menor aplicación de límites cuando se proporciona un medio físico seguro para el niño 8- Proporcionar un ambiente rico en posibilidades de todo tipo.

Qué es educar

Es un proceso que tiene como meta formar a la persona, enseñarle a vivir y a convivir, y se basa en adquirir conocimientos, desarrollar valores, participar activamente en la comunidad, adquirir criterios, decisiones y comportamientos propios, y a expresar y reconocer emociones. La educación es una de las principales tareas que tiene toda sociedad. Los padres deben ser modelos de referencia, las primeras y principales figuras educativas, aunque no sean las únicas. Debe haber la participación de otros familiares, de la escuela, de los medios de comunicación etc. Para eso, es necesario compartir el tiempo con los hijos, respetar su identidad, favorecer su integración, ser coherente en el ejemplo, y posibilitar experiencias a los niños.

lunes, 6 de abril de 2009

Efecto de los castigos físicos en los niños y niñas


Efecto de los castigos físicos en los niños y niñas

- Paraliza la iniciativa del niño, bloqueando su comportamiento y limitando su capacidad para resolver problemas.
- No fomenta la autonomía de los niños
- Ofrece la actitud violenta como un modo válido para resolver conflictos.
- Daña su autoestima. Genera sensación de minusvalía y promueve expectativas negativas respecto a sí mismo.
- Les enseña a ser víctimas. Equivocadamente, muchos creen que la agresión hace más fuertes a las personas que la sufren y "les prepara mejor para la vida", pero sabemos que no sólo no les hace más fuertes, sino más proclives a convertirse repetidamente en víctimas.
- Interfiere en sus procesos de aprendizaje, y por lo tanto en el desarrollo de su inteligencia, sus sentidos y su emotividad.
- Se aprende a NO razonar. Al excluir el diálogo y la reflexión, dificulta la capacidad para establecer relaciones causales entre su comportamiento y las consecuencias que de él se derivan.
- Les hace sentir soledad, tristeza, y abandono.
- Incorporan a su forma de ver la vida una visión negativa de los demás y de la sociedad, como un lugar amenazante.
- Crea un obstáculo, un impedimento en la comunicación entre padres e hijos. Daña los vínculos emocionales creados entre ambos.
- Les hace sentir rabia, rencor, y ganas de alejarse de casa.
- Engendra más violencia. Enseña que la violencia es un modo adecuado para resolver los problemas.
- Pueden presentar dificultades para integrarse socialmente, es decir, para hacer amigos y jugar con los demás niños.
- No se aprende a cooperar con las figuras de autoridad, se aprende a someterse a las normas o a transgredirlas.
- Pueden sufrir daños físicos accidentales. Cuando alguien pega se le puede "ir la mano" y provocar más daño del que esperaba.

Efecto de los castigos físicos en los padres

- El castigo físico puede producir ansiedad y sentimiento de culpa, incluso cuando se considera correcta la aplicación de este tipo de castigo.
- La violencia se expande. El empleo del castigo físico aumenta la probabilidad de que los padres muestren comportamientos violentos en el futuro en otros contextos con mayor frecuencia y más intensidad.
- Impide su comunicación con los hijos y deteriora las relaciones familiares
- Cuando usan el castigo físico porque carecen de recursos alternativos, aparece una necesidad de justificación ante sí mismo y ante la sociedad. Al malestar por los efectos de castigo físico en los niños y niñas se suma la incomodidad de una posición incoherente o no fundamentada.

Efecto de los castigos físicos en la sociedad

- La aplicación del castigo físico aumenta y legitima ante las nuevas generaciones el uso de la violencia en la sociedad.
- Genera una doble moral. A los adultos no se les puede agredir, a los niños y niñas sí.
- Puede romper lazos familiares, rompiendo la comunicación entre sus miembros, e impidiendo que la familia se integre en la sociedad debido al contraste con la democracia.
- Dificulta la protección de la infancia. Al permitir estas prácticas, la sociedad "abandona" e ignora el derecho de protección de los niños y niñas.
- Se educan ciudadanos sumisos, condicionados a ser siempre víctimas.